DOCUMENTO ORGANIZATIVO DEL PARTIDO COMUNISTA DE EL SALVADOR (PCS) DE 1964

SERVICIO INFORMATIVO ECUMENICO Y POPULAR


SAN SALVADOR, 10 de septiembre de 2007 (SIEP) ��En cumplimiento de nuestro compromiso de divulgar la herencia te�rica marxista del movimiento revolucionario salvadore�o, en esta oportunidad publicamos el documento La proletarizaci�n org�nica e ideol�gica del Partido� inform� el Lic. Roberto Pineda, Coordinador del Centro de Estudios Marxistas �Sarbelio Navarrete.� 
Explic� que �este documento que circul� clandestinamente entre la militancia del PCS en 1964, refleja la pol�mica que ya se desarrollaba al interior de esta organizaci�n entre un sector �obrerista� que desconfiaba de la intelectualidad revolucionaria, y otro sector que no establec�a diferencias entre obreros e intelectuales al interior del partido.�

�Su autor es Schafik Handal, que bajo el seud�nimo de S�nchez hab�a pasado a conducir la Comisi�n Nacional de Educaci�n del PCS, luego de estar al frente del FUAR desde su fundaci�n. Estamos hablando de los meses posteriores al V Congreso del PCS, celebrado en marzo de 1964, donde fue electo Sa�l, Salvador Cayetano Carpio, al cargo de secretario general.�

El documento se�ala que �hay compa�eros que evidentemente tienen confusiones en este punto b�sico. Se oyen de vez en cuando opiniones que de alguna manera intentan establecer diferencias artificiales entre obreros e intelectuales en el interior del P. Hay quienes, por el contrario, no le dan suficiente importancia al factor de contenido proletario -te�rico y pr�ctico- de nuestro P. Ambas posiciones perjudican: la primera cae en el sectarismo, creando y agudizando luchas internas artificiales; la otra, conduce a no realizar los esfuerzos necesarios para llevar a cabo la proletarizaci�n �ideol�gica pr�ctica- de nuestro P., con toda la secuela de consecuencias de tal situaci�n.�

Finalmente, el Lic. Pineda subray� que �este importante documento nos ense�a sobre las preocupaciones de los revolucionarios de la d�cada de los sesenta del siglo pasado, orientadas a construir un partido fuerte, enraizado en la clase obrera, poseedor de una teor�a revolucionaria y comprometido a luchar por la democracia y en el socialismo en El Salvador.�

LA PROLETARIZACION ORGANICA E IDEOLOGICA DEL PARTIDO
Publicaciones de la Comisi�n Nacional de Educaci�n
Por SANCHEZ 

PENETRAR EN EL PROLETARIADO

Por discusiones habidas en diversas asambleas del P. y a trav�s del estudio que en las c�lulas se hizo del Proyecto de Estatutos previo al V Congreso, se ha hecho evidente que entre los puntos ideol�gicamente no bien comprendidos por todos los militantes est� el del contenido de clase de nuestro P. Hay compa�eros que evidentemente tienen confusiones en este punto b�sico. Se oyen de vez en cuando opiniones que de alguna manera intentan establecer diferencias artificiales entre obreros e intelectuales en el interior del P. Hay quienes, por el contrario, no le dan suficiente importancia al factor de contenido proletario -te�rico y pr�ctico- de nuestro P. Ambas posiciones perjudican: la primera cae en el sectarismo, creando y agudizando luchas internas artificiales; la otra, conduce a no realizar los esfuerzos necesarios para llevar a cabo la proletarizaci�n �ideol�gica pr�ctica- de nuestro P., con toda la secuela de consecuencias de tal situaci�n. La inclinaci�n hacia la primera desviaci�n ha sido fuerte en determinadas situaciones de la vida del P. Por suerte ya bastante lejanas; pero es evidente que a�n quedan remanentes adormecidos, quede vez en cuando se manifiestan con alguna virulencia. La inclinaci�n hacia la segunda manifestaci�n tiene entre otras manifestaciones, la muy da�ina de hacernos perder de vista la necesidad de realizar una labor de concentraci�n constante y campa�a para elevar la composici�n proletaria del P. y para penetrar decisivamente en las concentraciones b�sicas de la clase obrera en el pa�s.
Nos esforzaremos por enfocar distintos aspectos de esta cuesti�n.

I- EL P. C., PARTIDO MARXISTA LENINISTA
�Por qu� se dice que el Partido Comunista es el Partido de la clase obrera? El marxismo descubri� la verdad de que no puede haber un partido pol�tico sin contenido de clase. Todo partido encarna los intereses de su clase. Las clases sociales expresan sus intereses de clase en el terreno pol�tico a trav�s de sus propios partidos pol�ticos. La burgues�a tuvo sus propios partidos pol�ticos, antes de que la clase obrera adquiriera conciencia pol�tica independiente. 
Durante muchos a�os, la clase obrera fue dirigida en lo pol�tico por la burgues�a. En las grandes batallas revolucionarias contra el feudalismo y durante la consolidaci�n del r�gimen capitalista, la clase obrera, aunque en lo econ�mico luch� desde su surgimiento por sus intereses, en lo pol�tico iba tras la burgues�a, sin tener a�n una clara conciencia pol�tica clasista.

Al desarrollarse y concentrarse, la clase obrera adquiri� conciencia de clase no solo en lo econ�mico sino tambi�n en lo pol�tico. El marxismo, teor�a cient�fica del proletariado, le dio a este el arma te�rica completa en su lucha de clases. La clase obrera pudo crear entonces su propio partido pol�tico independiente. Este encarna los intereses inmediatos y mediatos de la clase obrera que es la sepulturera de la burgues�a.

Gran merito de Marx y Engels es haber descubierto, dentro de las distintas clases de la sociedad capitalista, aquella clase que es el motor decisivo de los grandes cambios revolucionarios: la liquidaci�n del capitalismo, la edificaci�n de la sociedad sin clases, hasta a desaparici�n definitiva de las mismas y del Estado; hasta la sociedad comunista en su etapa m�s elevada. Haber descubierto que es la clase obrera la que juega ese papel, y no otra clase de la sociedad capitalista, es un gran m�rito hist�rico de los fundadores del marxismo. Y tal descubrimiento pudieron realizarlo, a trav�s del m�s riguroso an�lisis cient�fico sobre el car�cter de las clases, de su posici�n en la sociedad y las perspectivas hist�ricas de su desarrollo. 
De acuerdo al �manifiesto Comunista�:

�...de todas las clases que hoy se enfrentan a la burgues�a solo el proletariado es una clase verdaderamente revolucionaria. Las dem�s clases van degenerando y desaparecen con le desarrollo de la gran industria. El proletariado, en cambio, es su producto m�s peculiar.�
Y precisamente, por ser la clase obrera la m�s avanzada de la sociedad, la que tiene las metas m�s lejanas de todas las otras clases., abarca, al mismo tiempo que los propios, los intereses de las otras clases progresistas que forman en conjunto las inmensas mayor�as: EL PUEBLO.

II- LA ELABORACION DE LA TEORIA CIENTIFICA DEL PROLETARIADO.

En este proceso de formaci�n de la conciencia revolucionaria de la clase obrera, la teor�a cient�fica del proletariado no brota espont�neamente, como ser�a l�gico suponer, de las entra�as del movimiento de lucha econ�mica de obreros contra los patronos. Es decir, de una de las expresiones de la lucha de clases: que es la expresi�n econ�mica. Sino que tiene su elaboraci�n en la sintetizaci�n cient�fica de todo lo m�s excelso que el pensamiento y la experiencia humana hab�an logrado crear hasta la fecha. Tuvo su origen en el trabajo creador de la intelectualidad revolucionaria, de cient�ficos revolucionarios tales como Marx y Engels, que apoyados en el conocimiento de las leyes de la naturaleza y la sociedad, y de una profunda labor de investigaci�n y s�ntesis lograron elaborar armoniosamente la ciencia del marxismo, teor�a cient�fica del proletariado.

Para los obreros, por si mismos, era materialmente imposible realizar esa tit�nica labor cient�fica, dado el hecho de que as condiciones creadas por la burgues�a no permiten al proletariado alcanzar alta instrucci�n intelectual: esa era labor de cient�ficos, cumplida con honor por los grandes genios creadores y desarrolladores de la ciencia revolucionaria del proletariado: Marx y Engels, y posteriormente por Lenin y otros dirigentes del proletariado.

Es interesante y �til comprender que la lucha por las reivindicaciones econ�micas por si misma no conduce a crear la conciencia revolucionaria de la clase obrera, sino que solo conduce a la idea sindical reformista (trade-unionista) y a la pol�tica de reformas �como meta-, dentro de los marcos de la sociedad existente (pol�tica tradeunionista). Para nosotros es muy comprensible este hecho, pues solo tenemos que observar el tipo de �lucha econ�mica� que sigue el movimiento sindical gubernativo en nuestro pa�s, y el tipo de �pol�tica obrera� que preconizan los l�deres sindicales oportunistas. 
Con claridad asombrosa consigna este hecho Lenin en su libro �Qu� hacer?�cuando dice:
�Hemos dicho que los obreros no pod�an tener conciencia social-dem�crata. Esta solo pod�a ser introducida desde afuera. La historia de todos los pa�ses atestigua que la clase obrera, exclusivamente con sus propias fuerzas, solo esta en condiciones de elaborar una conciencia tradeunionista, es decir, la conciencia de que es necesario agruparse en sindicatos, luchar contra los patronos, reclamar del gobierno la promulgaci�n de tales o cuales leyes necesarias para los obreros, etc. En cambio, la doctrina del socialismo ha surgido de categor�as filos�ficas, hist�ricas y econ�micas que han sido elaboradas por representantes instruidos de las clases poseedoras, por los intelectuales. Por su condici�n social, tambi�n los fundadores del socialismo cient�fico contempor�neo, Marx y Engels, pertenec�an a la intelectualidad burguesa...� (p. 206 de I Tomo de �Obras Escogidas.�
Lenin, en la obra mencionada, cita juicios de Kautsky, que profundiza en esta misma idea:
�El socialismo como doctrina, tiene sus ra�ces en las relaciones econ�micas y sociales, exactamente igual que la lucha de clases del proletariado y, lo mismo que esta, se deriva aquella de la lucha contra la miseria y la pobreza de las masas, miseria y pobreza que el capitalismo engendra; pero el socialismo y la lucha de clase surgen paralelamente y no se derivan el uno de la otra; surgen de premisas diferentes. La conciencia socialista moderna puede surgir �nicamente sobre la base de un profundo conocimiento cient�fico. En efecto la ciencia econ�mica contempor�nea constituye una premisa de la producci�n socialista, lo mismo que, pongamos por caso, la t�cnica moderna, y el proletariado, por mucho que lo desee, no puede crear ni la una ni la otra, ambas surgen del proceso social contempor�neo. Pero no es el proletariado el portador de la ciencia, es la intelectualidad burguesa (subrayado por C.K.); es el cerebro de algunos miembros aislados de esta capa de donde ha surgido el socialismo moderno, y han sido ellos los que lo han trasmitido a los proletarios destacados por su desarrollo intelectual, los cuales lo introducen luego en la lucha de clase del proletariado, all� donde las condiciones lo permiten. De modo que la ciencia socialista es algo introducido en la lucha de clase del proletariado y no algo que ha surgido espont�neamente de ella.�

III- El P. C. es la uni�n del movimiento obrero con la teor�a cient�fica del proletariado.

El movimiento obrero y la teor�a revolucionaria del proletariado vinieron a tener su punto de uni�n en el Partido Revolucionario de la clase obrera. Este encarna en s� mismo ambas partes esenciales: LA TEORIA REVOLUCIONARIA (la ciencia revolucionaria del Proletariado) y el MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO DE LAS MASAS OBRERAS. 

El P. C. tiene as� dos bases esenciales e inseparables que conforman su propio ser: LA BASE IDEOLOGICA, que esta formada por la ideolog�a cient�fica del proletariado �el marxismo leninismo- y su BASE DE CLASE: LA CLASE OBRERA.

Sin fundirse la teor�a del marxismo con su clase, con el proletariado, es letra muerta; despojada de la fuerza hist�rica que la concretara en pr�ctica transformadora de la sociedad. Asimismo, una clase obrera sin su ciencia, si su luz que es el marxismo, ser� un clase sin conciencia de clase, sin su instrumento cient�fico transformador. Dentro del P., ambos elementos esenciales quedaron conjugados: la teor�a se fundi� con su clase, y esta quedo en capacidad de emprender las grandes tareas revolucionarias que le son propias.

Es claro, que no toda clase en su conjunto esta en capacidad de elevarse a la conciencia revolucionaria y, por ello, no toda la clase entra a su partido, el representante de sus intereses vitales; sino que es la parte m�s consciente de esta clase, su parte m�s avanzada y activa, su vanguardia, la que entra a organizarse dentro del P., de la clase obrera que, armado con una teor�a cient�fica revolucionaria y compuesto por revolucionarios proletarios, es capaz de dirigir a su clase y a su pueblo hasta las metas revolucionarias.

Es claro, tambi�n, que no solo elementos proletarios entran a formar parte del partido de la clase obrera, sino tambi�n elementos de otras clases �del campesinado, de los distintos sectores de la peque�a burgues�a, elementos de la intelectualidad burguesa y peque�o-burguesa-que por su elevada conciencia revolucionaria est�n dispuestos a transformarse en REVOLUCIONARIOS PROLETARIOS y, en consecuencia, acepten la ideolog�a marxista-leninista , el Programa, los estatutos, la disciplina proletaria, y el trabajo revolucionario activo dentro de una de las organizaciones de base del partido revolucionario del proletariado. Es decir, que al ingresar al Partido de la clase obrera, los elementos revolucionarios procedentes de otras clases, lo hacen conscientes de que entran a un partido proletario y no a un partido de la peque�a burgues�a o de otras clases, y que han de conformar su actividad revolucionaria y SU VIDA, a las normas ideol�gicas, organizativas y pr�cticas del organismo revolucionario de la clase obrera. Que, en consecuencia, han de hacer los esfuerzos por despojarse de los rasgos negativos caracter�sticos de las clases de donde proceden, y por encarnar en s� las cualidades positivas que son propias del revolucionario proletario. 

Desde el punto de vista org�nico, dentro del Partido del proletariado no hay diferencia entre obreros y no obreros. Independientemente de su extracci�n social, dentro del partido del Proletariado solo hay una calidad: la calidad de MIEMBRO DEL PARTIDO, que involucra, igualdad de condiciones. Para todos es igual la disciplina, lo derechos, los deberes, etc. Dentro del Partido todos son comunistas, y esa es la �nica calidad que vale. Cualquier diferencia basada en la extracci�n social constituye un grave error, perjudicial para la vida del Partido. No se puede tolerar que dentro del P. se desarrollen desviaciones anti-intelectuales, ni que se divida al mismo en dos categor�as: categor�a de miembro de extracci�n obrera y categor�a de miembro de extracci�n no obrera. La calidad revolucionaria del miembro del P. no se fundamenta en su extracci�n social, sino en su conducta comunista dentro del Partido. En este, todos son revolucionarios proletarios marxistas-leninistas y eso borra cualquier otra diferencia existente antes de entrar al P.

Ello es b�sico para nuestro P. y, en esta ocasi�n, deseamos subrayarlo de manera especial. Eso es en cuento a la membres�a dentro del P.
Resumiendo: el partido de la clase obrera no cierra las puertas a los hombres de vanguardia revolucionaria de otras clases, que acepten la base ideol�gica del proletariado, su organizaci�n y disciplina, y que est�n dispuestos a proletarizarse.

Conviene tomar en cuenta tambi�n otro aspecto no menos importante de esta cuesti�n: el proceso educativo revolucionario no cuenta solo para los miembros de extracci�n no proletaria, sino que es parte fundamental del proceso de formaci�n revolucionaria de todo miembro, independientemente de su procedencia de clase.

Los elementos de la C. O. que entraron a su partido, no proceden de un invernadero, donde hayan crecido limpios de toda costumbre y prejuicio propio de las clases explotadoras; ni viven aislados del resto de la sociedad �en condiciones revolucionarias generales ideales- sino que viven en una sociedad burguesa y siguen rodeados diariamente del mundo burgu�s, de sus costumbres e ideas.

Es preciso que ellos luchen diariamente y minuto a minuto a trav�s de la teor�a y la pr�ctica revolucionaria, contra tales prejuicios que impregnan el ambiente en que se mueven, y que saturan las ideas y costumbres de la sociedad capitalista. Si no se lucha con empe�o constante, a trav�s de un proceso consciente de superaci�n contra la ideolog�a y los prejuicios burgueses y peque�o-burgueses, �stos NO DEJARAN QUE EL MIEMBRO DEL PARTIDO SE CONVIERTA EN UN REVOLUCIONARIO DEL PROLETARIADO, y, por el contrario, podr�n hacer retrocederlo a posiciones no avanzadas, independientemente de la procedencia social del revolucionario.

La lucha de la ideolog�a avanzada contra la reaccionaria, de la ideolog�a de la clase obrera contra la burguesa y peque�o-burguesa, en una lucha que se realiza no solo en el plano social y en la colectividad, sino tambi�n en LOS MARCO DE CADA INDIVIDUO, en cada instante, y no solo en lo abstracto y general, sino en cada acto p�blico y privado, en la colectividad, en el trabajo y en el seno de la familia de cada miembro del Partido.
Si el revolucionario descuida este aspecto vital, es indudable que a ideolog�a y la pr�ctica ajena al proletariado ir�n predominando sobre su conciencia revolucionaria. El dilema del cual no se except�an los miembros del Partido de extracci�n proletaria, ni los miembros de extracci�n no proletaria en el partido, es el siguiente: o ideolog�a y pr�ctica revolucionaria en ascenso constante o ideolog�a y pr�ctica reaccionaria en ofensiva.

IV- ALTA COMPOSICION OBRERA DEL PARTIDO

Problema de especial importancia es la cuesti�n relativa al peso espec�fico del obrero dentro del partido de su clase. Este no es un problema secundario, es el aspecto fundamental en la vida y desarrollo del mismo: este es el Partido de la clase obrera y tiene importancia el hecho de que tenga miembros de extracci�n obrera o no los tenga, de que sea alta su composici�n obrera o insignificante. Porque, mientras m�s alta sea su membres�a de extracci�n obrera, m�s capacitado est� el Partido del proletariado para cumplir su papel dentro de la historia TODA VEZ QUE AL MISMO TIEMPO TENGA UNA POLITICA CORRECTA BASADA EN EL MARXISMO LENINISMO APLICADO A LAS CONDICIONES ESPECIFICAS DEL PAIS y que, al mismo tiempo, APLIQUE METODOS CORRECTOS DE DIRECCION Y DE TRABAJO, DESPOJADOS DE SECTARISMO Y OPORTUNISMO. 

Algunas veces se opina que no importa tanto que sea alta o baja la composici�n org�nica obrera del P., y que el problema fundamental es la ideolog�a del Partido. Esta formulaci�n, expuesta en forma tan simplista, dif�cilmente puede ser correcta. No se pude desligar mec�nicamente la ideolog�a marxista (las ideas cient�ficas del proletariado) de su base social (la clase obrera), porque hay una interrelaci�n dial�ctica entre lo uno y lo otro. Precisamente, el Partido es la fusi�n de ambos elementos. El Partido puede nacer en el seno de grupos de intelectuales progresistas o de peque�os propietario de talleres y en los pa�ses poco desarrollados econ�micamente esto es lo corriente; pero, si no se proyecta hacia la clase obrera, si no se funde con ella, si no la convierte en su BASE SOCIAL principal, no llega a ser un verdadero partido comunista. Si se estatifica en las capas de la intelectualidad o de los peque�os propietarios, sin buscar a la clase obrera, posiblemente se llegue a convertir con el tiempo en un partido oportunista, ap�ndice de la burgues�a, o en un partido aventurero, sectario, que refleje las desesperaciones propias de la peque�a burgues�a o de los peque�os propietarios en trance de arruinarse. Es decir, que aunque en un per�odo determinado la ciencia del marxismo leninismo le ilumine, pero no se asienta en la base natural del mismo, caer� con el tiempo bajo las influencias de la ideolog�a de clases contrarias al proletariado. (Y esto, poni�ndonos en el supuesto, de que pueda haber verdaderos marxistas que no busquen fundirse con la clase obrera. En esto lo m�s corriente es, que aun reconociendo esta verdad, no se ponga el empe�o o no se tenga capacidad para encontrar los m�todos correctos de penetrar en el seno de la clase obrera).

No es cuesti�n, pues, solo de ideolog�a sino TAMBIEN de composici�n org�nica social.
�Por qu� tiene importancia la alta proporci�n obrera del Partido del proletariado?
Por las cualidades intr�nsecas de la clase obrera ( firmeza, disciplina, constancia, esp�ritu de organizaci�n, de planificaci�n, de control, etc.) , determinadas por sus CONDICIONES DE VIDA MATERIALES que modela en ella su actitud ante los �xitos, los fracasos, las dificultades, las incomodidades, su perseverancia en el esfuerzo, su esp�ritu de organizaci�n, etc.
Bien sabido es que las condiciones materiales de existencia determinan la conciencia social. Y es la clase obrera como clase, la que por las mismas condiciones en que trabaja y vive, posee las cualidades que la convierten en la enterradora de la burgues�a y de toda explotaci�n de clase, y en loa dirigente de la construcci�n de la futura sociedad sin clases y sin explotadores. Ninguna otra clase posee las cualidades de ella, que la convierten en la dirigente de la historia hacia el socialismo y el comunismo.

Lenin, al recalcar las cualidades de la clase obrera, explica las diferencias que existen, en este sentido, entre la clase obrera y la intelectualidad burguesa (no se refiere aqu� a los intelectuales de avanzada que han ingresado al partido del proletariado y que, por consiguiente, est�n en un proceso de proletarizaci�n revolucionaria, sino a la intelectualidad burguesa). En ��Qu� hacer?� dice lo siguiente: 
�Nadie se atrever� a negar que la intelectualidad, como una capa especial dentro de las sociedades capitalistas contempor�neas, se caracteriza, en conjunto, precisamente por su individualismo y su inadaptabilidad a la disciplina y ala organizaci�n...; en esto consiste por cierto, la diferencia que separa del proletariado, con desventaja a ese sector social; en esto reside una de las razones que explican la flojedad y vacilaci�n de los intelectuales, que tantas veces ha sentido el proletariado.- Y es cualidad de los intelectuales esta inseparablemente ligada a sus condiciones habituales de vida, a sus condiciones de salario, que en much�simos puntos se acercan a las condiciones de existencia peque�o-burguesa (trabajo individual o en colectividades peque�as, etc.)...�
Refiri�ndose no a la intelectualidad sino a la peque�a burgues�a en general en su actitud pol�tica, dice LENIN en su obra �las tareas de los socialistas rusos�:
�La peque�a burgues�a tiene por su propia naturaleza una actitud doble: por un lado se siente atra�da hacia el proletariado y hacia el democratismo, y por otro, se siente atra�da hacia las clases reaccionarias, trata de detener la historia, es capaz de dejarse arrastrar por los experimentos y por los coqueteos del absolutismo... es capaz de concertar una alianza con las clases dominantes contra el proletariado, en aras del fortalecimiento de su posici�n de peque�os propietarios. La gente instruida, �la intelectualidad� en general, no pude menos de rebelarse contra el salvaje yugo polic�aco del absolutismo, que persigue al pensamiento y el saber, pero los intereses materiales de esta intelectualidad la ligan al absolutismo, a la burgues�a, la obligan a ser inconsecuente, a transigir, a vender su ardor oposicionista y revolucionario por los sueldos estatales o por la participaci�n en ganancias y dividendos�. (Obras Escogidas, Tomo I, p�g. 164-165).

Es f�cil explicarse, entonces, porqu� algunas personas procedentes de esta capa social, y que no tuvo el Partido la capacidad de asimilarlas al esp�ritu revolucionario proletario, hayan defeccionado en distintas �pocas, lo que es utilizado a veces por algunos compa�eros para sacar conclusiones incorrectas y cimentar prejuicios anti-intelectuales. Eso es muy equivocado y nocivo, porque la conducta de tales individuos no puede equipararse a la trayectoria general de todos los luchadores que de las mismas capas sociales han ingresado al Partido. Ni tampoco las defecciones en el partido se han limitado a personas que hab�an procedido de sectores no obreros. Frente a las defecciones y traiciones vergonzosas de tales elementos, se levanta la militancia de muchos luchadores de extracci�n no proletaria, que en nuestro Partid han logrado encarnar ejemplos de sacrificio y trabajo revolucionario.

F�cilmente se comprende entonces, que un Partido que tenga alta proporci�n de miembros de extracci�n obrera (con el dominio de la ciencia del marxismo) esta en mejor capacidad de modelar a todo su conjunto en las altas cualidades proletarias; facilitando una amplia asimilaci�n de los revolucionarios de vanguardia de otras clases, mayormente si estos no dominan la ciencia del marxismo-leninismo, dificulta la proletarizaci�n revolucionaria de todo el Partido, lo que puede dar por resultado el predominio de la influencia peque�o-burguesa o burguesa dentro de �l y, en �ltimo t�rmino, si la situaci�n no cambia, puede conducir a la degeneraci�n ideol�gica y pr�ctica del Partido revolucionario de la clase obrera o a las vacilaciones y fracasos continuos que conduzcan a su debilitamiento extremo.

Se puede decir, entonces, que en t�rminos generales, mientras m�s alta sea la membres�a de extracci�n obrera de un Partido comunista (con un buen nivel de conciencia marxista-leninista), mayor capacidad tendr� asimismo, de PROLETARIZAR a toda su membres�a, de elevar las cualidades proletarias de todo el P., de educar m�s r�pidamente en el esp�ritu proletario a los miembros que han sido extra�dos de otras clases y a los extra�dos de la propia clase obrera.

V- ES CIERTO QUE ES POCO NUMEROSA LA CLASE OBRERA EN EL PAIS?

Todo esto no hay que desligarlo naturalmente, de las condiciones concretas del desarrollo econ�mico nacional. A veces se dice: el Partido refleja la composici�n existente en el pa�s. Y se agrega, que en El Salvador la industria es muy poco desarrollada. De lo que se concluye, que no podemos mec�nicamente tratar de que haya una alta composici�n obrera en el partido. Esto se ha dicho y se ha repetido como un estribillo. Sin embargo, esto es una pobre justificaci�n de nuestro mal trabajo de concentraci�n entre la clase obrera.

Es cierto que un pa�s subdesarrollado, semi-colonial y agr�cola, con fuertes remanentes feudales no cuenta con un proletariado tan desarrollado en n�mero y tradici�n, tan amplio y consolidado, como el de los pa�ses industrializados. Pero de all� no debe sacarse deducciones absolutas que conduzcan a aminorar nuestros esfuerzos en la direcci�n correcta hacia la clase obrera. Por otra parte, hay que tomar en cuenta que el natural desarrollo del capital en un pa�s subdesarrollado y la misma penetraci�n ilimitada del imperialismo va proletarizando aceleradamente alas masas.

En nuestro pa�s, no puede decirse que la clase obrera sea peque�a. Es cierto que la producci�n industrial sigue siendo bastante d�bil, y que la producci�n agr�cola casi duplica (19% y 37% respectivamente del Producto Nacional Bruto de 1962; en 1963, seg�n datos a�n no confirmados, la producci�n agr�cola represent� solo el 31%). La misma producci�n agr�cola va tomando r�pidamente modalidad distinta a la de hace varios a�os, con la penetraci�n acelerada de las relaciones capitalistas en el campo. La producci�n de algod�n, del az�car, del caf� crece (y de manera especialmente acelerada la del algod�n) no sobre bases predominantemente feudales sino sobre bases predominantemente capitalistas, con el empleo cada vez mayor de cantidades de asalariados le va dando nueva configuraci�n al agro salvadore�o.
De un total de 321,000 personas econ�micamente activas (1961) en los centros urbanos, son asalariados 234,000 y hay 305,000 asalariados en el campo de un total de 485,000 personas econ�micamente activas. El total de asalariados eran en 1961 de 540,000 que representaban el 66.9% del total de la poblaci�n econ�micamente activa del pa�s (que era de 809.590).

No se puede ya m�s seguir diciendo que en el pa�s la clase obrera (urbana y rural) sea minoritaria; sino, todo lo contrario, representa ahora, la mayor�a de la poblaci�n. Y crece a�n m�s de d�a en d�a. Solo en el �ltimo a�o casi diez mil nuevos obreros han entrado a trabajar en nuevas f�bricas y este a�o miles de obreros ingresaran indudablemente en la industria, tanto en concepto de nuevas f�bricas como en la ampliaci�n de las antiguas; fen�meno corriente en los periodos de reanimaci�n de la econom�a que sigue a las crisis.
La gran poblaci�n obrera del pa�s trabaja en f�bricas, en talleres, en empresas industriales, etc., trabaja en grandes concentraciones algodoneras, azucareras, cafetaleras, henequeneras, en la pesca del camar�n, etc.
En 1961 el siguiente era el cuadro de la poblaci�n econ�micamente activa del pa�s, por el cual se puede apreciar la gran mayor�a de asalariados sobre el resto de la poblaci�n econ�micamente activa. Hoy en 1964 ha aumentado a�n m�s la proporci�n de asalariados.

TOTAL PATRONOS ASALARIADOS CUENTA PROPIA FAMILIARES OTROS
 

806.590 15.100 540.080 175.080 64.090 12.240
100% 1.8% 66.9% 21.7% 7.9% 1.5%

Siendo esto as�, como se puede seguir sosteniendo que no concentremos nuestro esfuerzo organizativo entre el proletariado porque nuestro pa�s es poco desarrollado industrialmente y la clase obrera poco numerosa?
El V Congreso de nuestro Partido tuvo tan gran trascendencia porque mostr� a todo el Partido esta realidad importante de nuestro pa�s, que es su caracter�stica actual. Y porque mostr�, que la direcci�n de la econom�a tiende al crecimiento r�pido de la proletarizaci�n de las grandes masas del pa�s. Y puso ante el Partido, como tarea primordial la de penetrar con decisi�n en la clase obrera.

�Hacer de nuestro P. realmente el partido del proletariado y ante todo del proletariado de la gran producci�n, d�ndole amplitud num�rica, dot�ndole de una base de elevada composici�n proletaria y formada predominantemente por c�lulas de empresa. Construirlo nacionalmente, como lo exige la tarea de vincularlo a las grandes masas trabajadoras de la ciudad y el campo, que en nuestro pa�s se encuentran distribuidas en casi todo el territorio.�

VI- HACIA DONDE DIRIGIR NUESTRO TRABAJO ORGANIZATIVO

La proletarizaci�n ideol�gica y pr�ctica de nuestro Partido representa la clave de su poder�o y fuerza, porque de eso depende que el Partido se encuentre enclavado en los sectores fundamentales de la econom�a del pa�s. El Salvador ha estado cambiando en cuanto al crecimiento acelerado de su poblaci�n asalariada, mientras que nuestro Partido no ha seguido los cambios del desarrollo proletario. Es d�bil en las f�bricas y en las regiones donde hay concentraciones industriales y rurales.
Se ha llegado el momento de comprender que hay que cambiar esta situaci�n radicalmente, con una pol�tica de organizaci�n en�rgica y decidida, encaminada a hacer crecer al Partido all� donde est�n desarroll�ndose grandes concentraciones obreras industriales y agr�colas.

SAN SALVADOR: se ha llenado de f�bricas, y se sigue llenando aceleradamente no s�lo en su casco, sino tambi�n en su periferia (Villa Delgado, Mejicanos, Ilopango, Soyapango, Apopa, y sobre todo los primeros kil�metros de la carretera internacional y troncal del norte, esta �ltima en menor escala). 

SANTA TECLA: de ciudad apacible y quieta se ha convertido en poblaci�n con muchas f�bricas, beneficios, etc.

ACAJUTLA: es ahora, despu�s de San Salvador, el centro industrial mayor del pa�s, con un moderno puerto internacional que ser� ampliado, refiner�a de petr�leo (capital imperialista), fabricas de abono, de estructuras met�licas (capital imperialista) fabrica de cemento CESSA (de la oligarqu�a), grandes construcciones, varias f�bricas m�s en proyecto de construcci�n, nudo de transportes terrestres y ferroviarios, etc.

SAN MIGUEL: Se ha convertido en centro textil, de aceites, de la industria henequenera y algodonera.

USULUTAN: con sus grandes concentraciones de trabajadores del algod�n, beneficios desmotadores, fabricas de aceite, de fertilizantes, industria camaronera salinera, etc.

LA UNION: nudo ferroviario, centro de pesca para la exportaci�n, deposito de combustible de las compa��as imperialistas para El Salvador y Honduras, centro algodonero.

METAPAN: Donde se construyo una gran f�brica de cemento. 

SANTA ANA: con sus beneficios de caf� y sus f�bricas en aumento.
Adem�s de otras concentraciones de obreros agr�colas en distintas partes del pa�s.
He all� nuestro tesoro revolucionario. No necesitamos en nuestro pa�s l�mparas para buscarlo, est� a la vista. All� est� el porvenir del movimiento revolucionario.

VII- COMO TRANSFORMAR, ENTONCES, A NUESTRO PARTIDO

Te�ricamente, la respuesta no es dif�cil: acercarnos a las masas obreras de la ciudad y del campo, elevar su conciencia y organizarla en las formas necesarias. Mas dif�cil en realidad, es convertir en hechos las palabras, porque eso solo puede hacerse si hay verdadera conciencia de ello, que nos permita concentrar el trabajo diario con planes y objetivos en esta tarea. Y no es tarea de un solo organismo. Es tarea de todo el Partido, permanente, constante. A prop�sito llevamos a�os repitiendo la misma consigna, sin que hayamos avanzado de hecho en su realizaci�n pr�ctica. Ser� porque no hemos tenido la completa conciencia de su importancia ? Es probable que de tanto repetirlo, sin penetrar en su fondo, se haya estereotipado esta vital consigna, de la que depende el desarrollo real y permanente del Partido. Pero hoy m�s que nunca, ir a las f�bricas y grandes concentraciones obreras, es la vida del P. No hacerlo es vegetar, es irse separando del movimiento, del desarrollo, del futuro. La historia no nos perdonara si no cobramos plena conciencia de la necesidad de fundirnos con la clase obrera de la ciudad y del campo.

Debemos comenzar por trazarnos objetivos limitados: 2 o 3 principales planos de zonas proletarias y concentrar nuestro trabajo en ello, usando todos los medios a nuestro alcance. Cada c�lula debe trazarse el objetivo de penetrar en una f�brica o empresa, sin desesperaci�n pero con firme determinaci�n.
Algunos tenemos familiares o amigos cercanos que trabajan en f�bricas, y que son personas progresistas, aunque posiblemente indiferentes a la defensa de los intereses colectivos, por falta de conocimientos y conciencia clasista. Cada militante revolucionario debe pertenecer al sindicato de su f�brica o propiciar su creaci�n donde no lo haya. Nuestro m�todos de trabajo deben de cambiar, debemos botar el sectarismo, ser amplios en nuestro trabajo de acercamiento a las masas, orientar a los compa�eros en sus dificultades con los patronos; no querer resolverlo todo con fraseolog�a revolucionaria; y aunque al principio no les hablemos de revoluci�n a nuestros compa�eros de trabajo, gan�monos su confianza siendo sol�citos con sus problemas inmediatos, y no nos desesperemos cuando de pronto no veamos resultados espectaculares.
Ya no debemos hacer el reclutamiento a ciegas. Conozcamos cuales son los obreros m�s conscientes y hagamos crecer al Partido con ellos. Este es el eslab�n clave del crecimiento del Partido.

El desarrollo de nuestro Partido est� ligado al reclutamiento de nuevos miembros entre la clase obrera.
No ser� cerrando las puertas a los patriotas provenientes de otras clases como se va a proletarizar al P. Hay un solo camino correcto marxista-leninista el cual es el de la planificaci�n y concentraci�n del trabajo en un objetivo. Y a partir de eso, no descuidar el ingreso de los elementos de vanguardia revolucionaria de otras clases. El medio para llevar a cabo el crecimiento es el trabajo de reclutamiento, el cual tiene car�cter diario y sistem�tico y que, cuando las condiciones existen para ello, puede ser reforzado por campa�as peri�dicas.

EN CONCLUSION: el futuro del Partido esta en la clase obrera, as� como el futuro del pa�s y de su historia. Los mayores esfuerzos de todos sus miembros tienen que estar dedicados a hacerlo penetrar y crecer en las empresas industriales y concentraciones obreras rurales. Al mismo tiempo, el P. debe tener sus puertas abiertas a toda persona honrada y consciente proveniente de otras clases, que est� decidida a proletarizarse, a luchar por la liberaci�n nacional y el socialismo. Es preciso combatir con decisi�n toa posici�n sectaria que con ropaje de radicalismo �proletario� adopte la desviaci�n antiintelectualista dentro del Partido; as� como las posiciones de desprecio e indiferencia al desarrollo del Partido dentro de la Clase Obrera. 
Dirigir el reclutamiento hacia la masa proletaria industrial y agr�cola, ese es el camino de desarrollo del P. C. S.
El V Congreso de nuestro Partido lo ha subrayado. He all� la tarea primordial que nos plantea la historia.
Cumpl�mosla con honor.-