Chat
Mauricio Funes
Indicador
Campa�a de recolecci�n de fondos para el FMLN
Por la ruta del Che
Documentos de Estudio y Debate
El FMLN Propone a la Naci�n
Libro gratis: As� se templ� el acero
Violeta Menjivar Alcaldesa de San Salvador
Juventud Farabundista
Escuche Arpas Satelital (Nuevo)
Denuncia Contra la Impunidad
Libro de Maradona - Descargue aqui
Descargue aqui
Qui�n est� en l�nea
San Salvador de ayer y de hoy
Elena Poniatowska entrevista al Presidente Ch�vez
|
|
Enviado por: FARABUNDO-VIVE en 16 Ago, 2007 - 10:08
Noticias
|
“Uno percibe que Monse�or est� haciendo un llamado a los gobernantes, a la clase poderosa para que tenga realmente en cuenta que no puede reprimir las libertades del pueblo, sino por el contrario, tiene que dar espacios para que la gente se exprese, se pronuncie, porque �l dijo que esto est� provocando una caldera que en cualquier momento puede estallar”, sostuvo la experta en derecho Maria Silvia Guill�n.
El padre Gerardo Poter, oficia la misa de clausura de las actividades realizadas en conmemoraci�n de los 90 a�os del nacimiento de Monse�or
Romero.
Foto: Eduardo Toledo
Daniel Trujillo
Gloria Silvia Orellana
Redacci�n Diario Co Latino
A 90 a�os del natalicio de Monse�or Oscar Arnulfo Romero, la directora de la Fundaci�n de Estudios para la Aplicaci�n del Derecho (FESPAD), Mar�a Silvia Guill�n, asegur� que “sus homil�as encajan en nuestra realidad”.
“Uno percibe que Monse�or est� haciendo un llamado a los gobernantes, a la clase poderosa para que tenga realmente en cuenta que no puede reprimir las libertades del pueblo, sino por el contrario, tiene que dar espacios para que la gente se exprese, se pronuncie, porque �l dijo que esto est� provocando una caldera que en cualquier momento puede estallar”, sostuvo la experta en derecho.
Guill�n afirma que toda su palabra, ahora plasmada en libros y en diferentes textos, todav�a “llama por justicia” y que “clama” en dar oportunidades a la poblaci�n salvadore�a.
Monse�or Oscar Arnulfo Romero naci� el 15 de agosto de 1917, en ciudad Barrios, departamento de San Miguel. Fue Arzobispo de San Salvador desde el 3 de febrero de 1977 hasta el 24 de marzo de 1980, cuando un francotirador, bajo el mando del fundador de ARENA, Roberto D´Aubuisson, lo mat� de un tiro mientras el religioso oficiaba una misa en la capilla del hospital La Divina Providencia.
Seg�n el informe de la Comisi�n de La Verdad, los responsables de la muerte de Monse�or fueron los Escuadrones de la Muerte.
La directora de FESPAD enfatiza que “indudablemente” Monse�or Romero fue un profeta. “O�rlo en estos momentos es que �l est� ubicado en una realidad tan actual y que �l nos est� dando sus palabras, sus mensajes de fortaleza y de demanda de participaci�n”.
Momento antes de su participaci�n en la conferencia “Monse�or Romero y la Justicia Hoy” realizado en la cripta de catedral metropolitana, Guill�n sostuvo que la juventud del pa�s tiene que estar abierta al mensaje del m�rtir para que tengan “una posibilidad de futuro” en especial cuando este sector de la poblaci�n est� “estigmatizada”.
“La juventud tiene que salir al rescate de la naci�n, teniendo en cuenta el mensaje de Monse�or Romero… m�s ahora porque a cualquier manifestaci�n se le tilda de terrorista”, se�al�.
Misa en su memoria
Los c�nticos llenaron la cripta bajo Catedral Metropolitana, el Coro Popular de la Comunidad San Judas, que aglutina a 28 ni�os que ejecutan la guitarra y voz, llenaron de alegr�a a los presentes a la misa de Monse�or Oscar Arnulfo Romero.
El padre oferente, Gerardo Poter, de nacionalidad alemana y residente en el pa�s desde hace 25 a�os, afirm� en el mensaje del acto lit�rgico, que “Monse�or Romero era un ni�o de origen humilde, que tuvo la oportunidad de tener otra posici�n en su vida al llegar al Arzobispado, pero, �l escuch� a la Virgen Mar�a y predic� el amor por los pobres, porque todos somos hermanos e hijos de Dios y ah� radica su mensaje evang�lico, ser leales a nuestros principios”, puntualiz�.
***************************************************
Otro mundo es posible y otros obispos tambi�n: A los 90 a�os del natalicio de Monse�or Romero de Am�rica
Rvdo. C�sar Henr�quez
La iglesia cristiana, cat�lica o protestante, ha desempe�ado papeles
determinantes en la historia sociopol�tica de los pueblos de Am�rica
Latina. Desde que Col�n piso las tierras de Abya Yala, los
representantes de la iglesia de entonces no observaron ninguna
contradicci�n entre la conquista armada de los espa�oles y la fe
cristiana. De hecho, ellos estaban convencidos que oponerse a tal
conquista era una manera de oponerse al mism�simo Dios. La iglesia en
esta triste historia se coloc� al lado de los poderosos y en contra
de los d�biles, en este caso los pueblos ind�genas. Por supuesto,
hubo honrosas excepciones como fue el caso de Bartolom� de las Casas,
quien despu�s de estar al lado de los conquistadores se ubica como
defensor de los derechos de los ind�genas.
Desde entonces, la iglesia institucionalizada se ha hecho aliada de
las clases dominantes, a tal punto que se legitima teol�gicamente las
relaciones de opresi�n y se sacraliza la divisi�n de clases. En otras
palabras, la iglesia se convierte en instrumento de los grupos
dominantes y transmite una fe alienante que domestica las conciencias
de los oprimidos. Pero as� como la fe que se institucionaliza y
pierde su fuerza liberadora, tambi�n hay hombres y mujeres de fe que
se revelan en contra del "dios oficial" y se colocan al lado de los
pueblos oprimidos y del Dios liberador, aun, a consta de su propia
vida.
En la d�cada de los 70, en medio de grandes conflictos sociopol�ticos
en Centroam�rica un obispo que tradicionalmente se hab�a conformado
con repetir las ense�anzas de la institucionalidad, se convierte no
s�lo al Dios liberador, sino al pueblo con necesidad de ser liberado.
Monse�or Arnulfo Romero, aunque era parte de la jerarqu�a de la
iglesia, decide asumir la voz del pueblo salvadore�o y la fe que se
vive desde los expoliados socialmente. Su voz de profeta rompi� la
l�gica de los l�deres religiosos que se acomodan a los sistemas que
promueven los grupos de poder, y como arzobispo del Salvador se
convierte, junto a otros religiosos y religiosas, en uno de los
m�ximos interpretes de los clamores del pueblo.
Cada Homil�a de Monse�or Romero era una novedosa y escandalosa
manera de entender y vivir el evangelio, actitud que le hizo ganarse
el rechazo y el ataque, no s�lo de quienes detentaban el poder
pol�tico, sino de sus propios colegas religiosos, tanto dentro como
fuera de su pa�s. Un ejemplo de ello lo encontramos en la Conferencia
Episcopal de Puebla donde s�lo unos 10 obispos firmaron una carta
donde se expresaba el apoyo a la posici�n que Romero hab�a asumido a
favor de su pueblo. Y uno se pregunta: �Por qu� s�lo diez obispos son
capaces de manifestar su respaldo al ministerio pastoral de Romero? Y
nos seguimos interrogando. �Los que no firmaron a quienes respaldaban
entonces? �Qu� evangelio proclamaban? Es m�s �En que Dios cre�a? Las respuestas son obvias pero tambi�n vergonzosas. La
institucionalizaci�n de la fe y por ende del mismo Dios por parte de
la burocracia eclesi�stica, ha sido en Am�rica Latina uno de los
aliados m�s f�rreos del status quo. La posici�n de resistencia y de
solidaridad con el pueblo que sufre hace de Romero un
obispo "traidor" y adem�s "hereje", cuya escandalosa manera de
ejercer su labor pastoral lo convierten en portador de un Dios que no
hace alianzas con los poderosos y adem�s de una fe que no
representa a la oficialidad. De manera que el Dios de Romero no est�
institucionalizado y su fe es extraoficial.
Hacer opci�n por la vida en una cultura que promueve la muerte es un
suicidio evang�lico promovido por el mismo Jes�s de Nazaret y
testimoniado en los evangelios del Nuevo Testamento. El mismo Jes�s
nos recuerda que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda
infecundo; pero si muere, da mucho fruto… Juan 12.24. es que no puede
ser de otra manera: colocarse del lado de los d�biles,
autom�ticamente nos coloca en contra de los poderosos y pasamos a ser
objetivos pol�ticos y hasta militares.
Las reiteradas amenazas de muerte de las cuales fue objeto Monse�or
Romero se hacen concretas el 24 de marzo de 1980 cuando oficiaba una
misa en la iglesia la capilla del Hospital de La Divina Providencia
donde habitaba. Consciente de los riesgos que corr�a hab�a dicho en
una oportunidad.
"Mi muerte, si es aceptada por Dios, sea por la liberaci�n de mi
pueblo y como un testimonio de esperanza en el futuro. Si llegasen a
matarme, perdono y bendigo a quienes lo hagan…."
El vil asesinato produjo una gran indignaci�n y convulsi�n en el
pueblo salvadore�o, y centenares de sacerdote, religiosos y
religiosas, as� como tambi�n obispos, y representantes de las
diversas confesiones cristianas acudieron de diversas partes de
Am�rica latina a darle el �ltimo adi�s al ahora M�rtir de Am�rica.
Como era de esperar, muchos fueron a verificar si realmente estaba
muerto y otros y otras a identificarse sinceramente con el dolor del
pueblo salvadore�o y la valent�a de su pastor.
Pero como quienes se toman el evangelio en serio, hasta muertos
representan una amenaza para las oligarqu�as y los grupos de poder,
en pleno sepelio y con religiosos venidos de todo el mundo y las
calles alrededor de la iglesia repletas de pueblo, de repente desde
los balcones y edificios, donde solo ten�an acceso los militares y
paramilitares, se dispar� en contra de la multitud arrojando cuarenta
muertos y doscientos heridos. Como era de esperar el gobierno neg�
su participaci�n en el hecho. Un grupo de pastores y sacerdotes
emiti� un comunicado de prensa donde expresaban una clara acusaci�n
en contra del gobierno. Declaraci�n que no fue publicada ni por la
prensa salvadore�a ni por ning�n peri�dico de Centroam�rica por
considerarla un tema delicado. El fondo del asunto es que la prensa
en todas partes del mundo es aliada de los sectores econ�micos que
ejercen el control de los pueblos.
Pero hay un detalle que vale la pena rescatar en esta declaraci�n no
difundida y es el hecho de que entre los firmantes de dicha
declaraci�n est� el nombre del Padre Juan Vives, quien es el �nico
que aparece firmando por Venezuela. Esto tambi�n nos da una idea
sobre la diversidad de firmas que se generan dentro de la iglesia:
hay quienes firman a favor de la muerte y otros, como el Padre Vives
que firma a favor de la vida y la justicia.�scar Arnulfo Romero naci�
en Ciudad Barrios (San Miguel) el 15 de agosto de 1917 y su legado
como pastor al lado de los humildes y del pueblo oprimido nos convoca
a replantearnos las opciones ministeriales de quienes servimos como
cl�rigos o laicos comprometidos. �A que intereses servimos? �Nuestros
sermones que sistema legitiman? �Promovemos al Dios oficial o al
extraoficial que vive con el pueblo? �Nos preocupa m�s la
institucionalidad de la iglesia o la liberaci�n del pueblo?
Estamos m�s que convencidos que otro mundo es posible, pero tambi�n
es posible otros obispos, otros pastores y pastoras que junto al
pueblo construyan una sociedad mas humana y menos injusta. De manera que desde la fuerza de la fe liberadora del evangelio, recordamos el valiente testimonio de San Romero de Am�rica, como ejemplo y
legado a seguir por las diversas comunidades eclesiales que hacen
vida desde las entra�as del pueblo venezolano.
"Un obispo morir�, pero la iglesia de Dios que es el pueblo, no
perecer� jam�s".Arnulfo Romero
cesolka@gmail. com
|
|
“Sus homil�as a�n encajan en nuestra realidad”: Mar�a Silvia Guill�n | Entrar/Crear una cuenta | 0 Comentarios |
| Los comentarios son propiedad de sus respectivos autores. No somos responsables de su contenido. |
|
|
Horas de El Salvador, California, Sydney y Montreal
Noticias Internacionales
Login
Articulos viejos
Secretar�a de Comunicaciones de la UES
Video Documental: GUERRILLERA
Cont�ctenos
P�gina web de Lloviznando Cantos
DOCUMENTO: Descargar
ESCRIBA A DON PONCIANO
Reflexiones de Fidel
El Salvador
Nuestro Medio Ambiente
Documentos del Foro de Sao Paulo
Radio Maya Visi�n "Comunicaci�n Total"
Libertad a los Cinco Cubanos

Se�al en vivo
|