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Enviado por: FARABUNDO-VIVE en 30 Jun, 2007 - 05:48
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Yo no estaba en Cuba cuando nos dej� para siempre la sonrisa m�s bonita de la revoluci�n.
Vilma Esp�n fallec�a despu�s de estar enferma mucho tiempo. Aun as� la consternaci�n de lo inevitable se apodera del alma. Por fr�giles instantes la muerte se convierte en una burlona sentencia de la propia vida.
Vilma naci� rica, hermosa e inteligente Todas las categor�as de las cl�sicas princesas de los cuentos de hadas. Pero su palacio encantado fue la lucha revolucionaria y su pr�ncipe azul un peque�o rebelde con rostro adolescente.
Celia Hart
Rebeli�n
A�n as� nunca dej� de ser princesa. Si miramos otra vez aquella imagen con camisa de cuadros...un fusil y una sonrisa, nos arrodillaremos todos palpitantes ante la princesa.
Su piel, sus cabellos y su figura espigada recuerdan a la azucena llena de olor. Eso es Vilma: una espigada azucena.
Ah� est� el material de estudio para aquellos que tratan de acomodar el nacimiento de los lideres en estrecha camiseta manualista “peque�o burguesa”, nacional revolucionaria”,etc.
Si algo no era la hermosa Vilma...era ser peque�a. Era grande en todo, y sobre todo en su confianza en el futuro.
Hasta que no entiendan los resortes �ltimos que moviliza al coraz�n y al pensamiento seguiremos esta ruta peligrosa de no sabernos identificar frente al Capital, estos los que no tenemos nada que perder.
Vilma fue de las participantes m�s fogosas en la clandestinidad. Su nombre se asocia inmediatamente al delicado recuerdo de Frank Pa�s. Su entrega en la toma de la ciudad de Santiago el 30 de Noviembre fue especial.
Lo s� porque me lo dijeron mis padres que participaron con ella. Los dos me dec�an ...”�Luc�a tan hermosa con el reci�n estrenado (y bendito) brazalete rojinegro!”
El tiempo siempre nos deja espacio para retomar la historia. Miren no m�s a tres de esas mujeres fundadoras: Celia, Hayd�e y Vilma. Las primeras dos se nos fueron en 1980. Cada una a su modo y con la irreverencia de ambas. Celia fue la campesina que supo descubrir la belleza espl�ndida de la revoluci�n, sin separarse de Fidel un solo instante, formando parte sustancial de sus reflexiones �incluso las de hoy! Hayd�e le desbordaba la pasi�n, y convulsa, supo entregar a los intelectuales y artistas esos caminos de lucha a contramano...
Vilma fue entonces la m�s serena, fue el alma de la familia cubana.
En momentos dif�ciles, la Federaci�n de Mujeres Cubanas se dedic� a atender esos espacios que tan s�lo la familia sabe tocar. La incipiente prostituci�n, la conducta social y moral.
Forj� una gran familia al lado de �quel... aquel “pr�ncipe azul” del Segundo Frente Oriental. �se mismo que tr�mulo condujo sus cenizas tan s�lo con una rosa roja.
�se mismo que hoy atiende casa con tino y oficio, mientras Fidel se nos repone...con una pluma en la mano, pues no deja de escribir.
Entre esas tres mujeres distintas y complementarias se sent� la mujer cubana en el sitio que descubri� m�s acertado. Vilma fue tal vez la que tuvo mayor cadencia. Miren no m�s: Celia no tuvo hijos, su labor fue acompa�ar a Fidel en su labor militante. En este Fidel que reduce a la muerte y sigue desde una provocadora distancia asechando nuestra impertinencia por verle...est� Celia S�nchez, m�s que nadie, cuidando incluso sus �ltimos a�os. Hayd�e no conoci� a sus escasos nietos y dej� a sus dos hijos plantados en plena adolescencia...por voluntad y conciencia propia. Su misi�n fue recurrir a la prisa para convertir al arte en arma de combate...lo logr� sin dudas. En este arte contestatario y revolucionario que salpica por todos lados en Cuba y el mundo, est� el alma enredada de Yey�, con su iron�a y sus bromas. Vilma muri�, sin embargo envuelta de una prodigiosa familia de hijos y nietos j�venes ya. Represent� el coraz�n de la familia cubana, de los espacios de la mujer, de hacer coincidir la maternidad y la estabilidad familiar con los domingos de trabajo voluntario, de hacer que no fuera incompatible el hogar y la revoluci�n. Tambi�n lo logr�...con su ejemplo inequ�voco por delante.
En aquellos d�as del llamado Per�odo Especial, a lo que significo como Comunismo de Guerra, Vilma estuvo presente ayudando a la mujer cubana a buscar f�rmulas de mantener unida a la familia.
Lo s� muy bien porque estuve de secretaria de la FMC en mi barrio. All� dise�amos mil estrategias de resistencia....donde quiera estaban los se�uelos de Vilma.
Mi revoluci�n est� escarchada por esas figuras maravillosas.
Vilma es una de ellas .... de aquellas mujeres que tuvieron el privilegio que dif�cilmente tendremos nosotras: Armar un cambio de �poca con la plenitud de Fidel y del Che. Dudo que vuelva a repetirse...al menos hoy cuando me embargan las l�grimas de lo irremediable.
Por �ltimo un agradecimiento a ella que le hice saber en su momento:
Ya estaba enferma y yo le dije sin darle demasiado importancia que en una carta mi madre Haydee Santamar�a deseaba haber sido enterrada en Santa Ifigenia, el Cementerio de Santiago de Cuba.
Para el que me conoce un poco, sabe que me son irrelevantes esas cosas... Pero Vilma lo tom� como asunto personal. Recuerdo estar en su oficina , ella planeando punto a punto la actividad , dise�ando personalmente el cartel que coronor�a la actividad, contratando cualquier cantidad de girasoles (flor de Haydee) que pudiese cortarse, para hacer el nuevo entierro de Hayd�e, el verdadero: All� al lado de sus camaradas muertos en el Moncada, all� al lado de su hermano Abel y sobre todo al lado de Mart�
Bast� que yo le mencionara la carta y ella hizo suya esa grandiosa obra.
Al principio no la entend� bien...Mas despu�s de aquel d�a no he llorado m�s los 28 de Julio, d�a del suicidio de mi madre.
Eso si sab�a Vilma: arrullar a las ni�as como yo.... ni�as de cuarenta a�os.
Hoy que lloro porque se fue, no puedo dejar de recordar su sonrisa encendida en la calle San Jer�nimo, cuando me contaba las aventuras de mis padres reci�n casados en la clandestinidad, cuando todo parec�a m�sica y color. Creo que ella sabr�a que yo no llorar�a m�as los 28 de Julio.
A ella le agradezco esa misi�n psicoanalista....de no llorar m’as ese d�a.
Por eso no le diremos adi�s a la revolucionaria m�s hermosa de Cuba. Aquella que prefiri� una flor de la Sierra frente a las perlas a que ten�a derecho por nacimiento.
No le quiero decir adi�s para siempre a la que me llen� de ternura en aquella casa de San Jer�nimo, a la madre de mi entra�able y her�tica siempre Mariela.
A ella como a Celia, como a mi madre le decimos envueltos siempre en misteriosos conjuro....y con la prisa de no equivocarnos demasiado....
�Hasta la Victoria Siempre!
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Mensaje de amor a destiempo - A Vilma, la revolucionaria m�s bonita (Canto �ntimo XV) | Entrar/Crear una cuenta | 0 Comentarios |
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