Carta Navide�a a Don Ponciano.

  He llorado don Ponciano. He llorado de ver las calamidades, mis calamidades y las de mi pueblo y comprendo que llorar no es cobard�a, se llora de dolor por tanta injusticia en este pa�s de mierda en que vivimos. Como somos los salvadore�os, bien dec�a aquel pueta loco: �guanacos hijos de puta� y yo entre ellos y usted tambien, porque como salvadore�o, mi muy querido don Ponciano, tengo todos los vicios que heredamos de esta suciedad que llaman sociedad, de esta suciedad-seudo-sociedad  que tuvo los huevos de asesinar al Santo de Am�rica en la misma iglesia donde predicaba la palabra de Dios, de esta sucia sociedad de psic�patas donde el crimen colectivo, organizado y dirigido por el estado es nuestro �Pan Cotidiano� que aunque sanguinolento nos lo tenemos que hartar sin protestar si no queremos aparecer degollados �por mareros�  con un gran tatuaje de calcamon�a de los que andan poniendo la PNC -Escuadrones de la Muerte en los cuerpos torturados de la juventud y del pueblo salvadore�o que a diario muere tras los barrotes y en las calles de esta selva sangrienta que se llama El Salvador, donde ni Jesucristo se salvar�a si se atreviera a aparecerse por aqu�.

Para mas joder, don Poncia, tras esa peste permanente que se llama Arena y el Cartel de los 8, nos vienen fr�os inesperados, calores ahogantes y temblores que de un momento a otro van a terminar totalmente con esta poblaci�n malinchista nacida del rencor, de la explotaci�n y del odio permanente. Bueno, como le digo, he llorado no por ser un pobre zapatero remend�n del Mercado Central, sino de ver al cachimbo de cipotes y ancianos del cant�n San Lorenzo que despu�s del temblor han quedado en el desamparo y lo peor que como el alcalde es de los rojos del FMLN el gobierno no les quiere ayudar ni siquiera con agua, ya no digamos con frijoles y leche. Mire don Ponciano, yo soy sobreviviente de varios terremotos y una vez que hubo uno ah� por el 65 del siglo pasado, jam�s pens� en mi familia, despu�s del temblor sal� a la carrera de mi rancho de adobe en San Antonio Abad y me fui a ver si la Cantina �El Caballo de Hierro� no se hab�a ca�do y vaya para suerte del borracho lagartero, ah� estaba abierta esperando nuestra limosna a cambio del maldito alcohol que tanto mal me caus� y sigue causando a nuestro pueblo junto a las drogas que importa Saca y el Cartel de los 8. Sin embargo; Don Ponciano y no vaya a creer que soy cachimb�n para escribir, esta carta me la esta haciendo mi hija que es universitaria y no ignorante como yo,  he llorado don Ponciano, pero he llorado de alegr�a, le quiero contar lo siguiente: Normalmente las Navidades las pasaba chupando en los callejones de la Calle Gerardo Barrios cerca del mercado; pero de gracias a San Romero de Am�rica, el vicio se me desapareci� y ni siquiera se me cruza por la cabeza echarme un talaguitazo de Arr�ncame la Vida o de Chaparro Volador (del que se tira para arriba y no cae), en lugar de eso hemos decidido con la Lencha, mi mujer, gastar los centavitos que �bamos a gastar en babosadas sin importancia, en  comprar una buena cantidad de leche y frijoles y aun unos juguetitos barat�os y otro chero picachero-bultero de aqu� del mercado nos va a hacer el viaje de chota hasta San Lorenzo para llevarle una navidad diferente a los olvidados del gobierno y creo que otros de mi cala�a de aqu� del mismo mercado nos van a echar una manita ayudando con otras cositas y poder ayudar a nuestro hermanos que ahora sufren por los temblores que a�n no paran,

Viera Don Ponciano, hasta la Lencha ha llorado; pero de felicidad por ver el hombre en que me he convertido siguiendo a nuestro Santo de Am�rica. Le ruego, para mi satisfacci�n y alegr�a de la gente de aqu� del mercado central que me le de publicaci�n a mi cartita.

Chepe y Lencha Zapata

Mercado Central

San Salvador