Eso de que soy prófugo es un concepto acuñado por la derecha para desprestigiarme. Cuando la FGR presentó la acusación en mi contra ya me encontraba residiendo en Nicaragua bajo el estatus jurídico de asilado en la media que denuncié de que estaba siendo objeto de una persecución del aparato de justicia de El Salvador.
Yo no salí huyendo del país.
Cuando me vine a trabajar a Managua y solicité la residencia, la FGR no había presentado ningún requerimiento fiscal en mi contra. Solicité el asilo porque me consideraba perseguido político bajo el disfraz de estar siendo investigado por la FGR.
La FGR armó un caso con pruebas falsas obtenidas a base de amenazas, presiones y negociaciones con testigos criteriados a los que les otorgó beneficios procesales. Enfrento un proceso judicial arbitrario e injusto. De hecho después de dos años no han podido comprobar nada.
Me he enterado que ante el revés sufrido por la FGR luego del peritaje financiero ordenado por el juez que no encontró evidencias para incriminarme han optado por presentar a otro testigo al que han criteriado y presionado para que me acuse tal como hicieron con Jorge Hernandez.
De nuevo se trata de acusaciones sin fundamento. No tienen pruebas documentales. No hay evidencias de bienes, sociedades o cuentas bancarias adquiridas con fondos públicos y que estén registradas a mi nombre o de algún familiar o amigo cercano.
Fuentes fiscales me han dicho que mediante ilegalidades y presiones se pretende presentar este “nuevo” testigo criteriado, pese a que el plazo de instrucción ya terminó.
Hago un llamado al Juez de Instrucción para que no se preste a esta maniobra de la FGR a todas luces ilegal.
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