Salvadoreños conmemoran los 36 años del asesinato del beato Óscar Arnulfo Romero, el obispo que entregó su vida por la liberación del pueblo y por la justicia social.
Monseñor Romero fue la voz de los sin voz, el guía espiritual de los salvadoreños, el profeta que anunció y denunció la absolutización de la riqueza, la idolatría del poder y la represión. En sus reflexiones, Romero denunció reiteradas veces las numerosas violaciones a los derechos humanos y proclamó la solidaridad hacia las víctimas de violencia política, consecuencia del conflicto bélico.
Escrito por Saúl Monge
“Mi voz desaparecerá pero mi palabra que es Cristo quedará en sus corazones”, aseguró Monseñor Romero.
Hace 36 años quisieron callar su voz con disparos. Sin embargo el BeatoRomero de América vive en el corazón del pueblo salvadoreño.
Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, conocido como Monseñor Romero, fue un sacerdote católico salvadoreño y el cuarto arzobispo metropolitano de San Salvador. Se volvió célebre por su predicación en defensa de los derechos humanos y murió asesinado en el ejercicio de su ministerio pastoral.
Como arzobispo denunció en sus homilías dominicales numerosas violaciones de los derechos humanos y manifestó en público su solidaridad hacia las víctimas de la violencia política de su país, sus frases tenían y siguen teniendo eco en la vida de los salvadoreños. Monseñor decidió estar de lado de los más necesitados, de los oprimidos y convertirse en voz de los sin voz.
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