LA OLIGARQUIA SALVADOREÑA Y “LA EMBAJADA” YA NO CREEN EN LOS PARTIDOS DE DERECHA
Está claro que la injerencia de Estados Unidos en cada uno de los países latinoamericanos en su política interna, está registrado tristemente desde casi antes de la independencia de cada uno de ellos de la férula española. No obstante, el cuño despectivo de repúblicas bananas se concretó en el derrocamiento del presidente legítimo de Guatemala Jacobo Arbenz el 27 de junio de 1954.
En Latinoamérica cuando se habla de “la embajada”, se sobreentiende en el argot popular que se está hablando de la legación diplomática USA, que para la derecha latinoamericana funciona como “Procónsul” en la política interna de cada país; o sea nada se hace sin la venia de “la embajada”.
Los antecedentes de este golpe de Estado en Guatemala, nos hablan del descontento de “la embajada” por las reformas impulsadas por el presidente Jacobo Arbenz, entre otras, la Reforma Agraria que tocaba directamente los intereses de la United Fruit, que se dedicaba a la siembra y explotación del banano; esto fue detonante suficiente para inventar argumentos para una invasión armada; entre otras cosas acusando a Arbenz de comunista. La CIA comienza la Operación WASHTUB, un plan para plantar armas soviéticas desde Nicaragua con la complicidad de su ya hombre fuerte en Centro América, Anastasio Somoza.
En mayo de 1954, armas checoslovacas arriban secretamente a Guatemala a bordo del barco sueco Alfhem. El manifiesto del buque esta falseado asimismo como su carga. Estados Unidos toma esto como prueba irrefutable de los nexos de Arbenz con los soviéticos. Los checoslovacos suministraron un arsenal de armas nazis de la Segunda Guerra mundial, por un pago efectivo hecho por la CIA; y esta mentira le sirve al Teniente Coronel guatemalteco Carlos Castillo Armas para invadir su propio país con tropas mercenarias pertrechadas por Estados Unidos.
Desde entonces no ha habido ningún acto o movimiento político de las oligarquías y sus partidos de derecha en todo el continente, que previamente no cuenten con la aprobación de “la embajada”; El Salvador no ha sido la excepción.
Así pues los actuales partidos de derecha salvadoreños han contado desde su fundación con la venia made in USA, y unos más, otros menos, han representado en su momento a los grupos oligárquicos que han utilizado la política para su beneficio.
En El Salvador la actual debacle política de todos los partidos de derecha e incluso la falta de credibilidad en sus tradicionales sectores de influencia electorales, está haciendo que la oligarquía salvadoreña y “la embajada” de forma pragmática estén apostando por incursionar e influir otros sectores que fuera de los partidos hacen ingentes esfuerzos para incidir y participar en la política.
Un rápido diagnóstico nos dice que ARENA, no se recupera de la derrota del 2009 y que, aunque GANA no lo sustituye, lo ha drenado de tal forma que hay importantes sectores oligárquicos que definitivamente se han desligado de ellos, y a GANA no le apuestan el 100% pues no lo ven como seguro ganador. En cuanto al PCN y PDC, parece que la suerte ya está echada y han pasado de ser partidos bisagra en el contexto político salvadoreño; especialmente el PCN que tenía importantes nichos de poder, como la presidencia de la Asamblea Legislativa que por componendas puntuales con ARENA venia detentando por varios periodos, así como la Corte de Cuentas de la República y otras magistraturas que hoy ya es historia pasada; a tal grado que su desaparición como partido legalmente constituido ya ha sido asimilado y aceptado incluso por su dirigencia.
El PDC que nació como partido de inspiración Social Cristiana, a la fecha había abandonado su ideología y corre la misma suerte del PCN con la variante que su metamorfósis de partido de centro a partido de derecha lo ha desprestigiado y atomizado entre el electorado y correligionarios originales.
Dentro de una nueva estrategia “la embajada” y la oligarquía salvadoreña, ya se apuntan al asesoramiento y financiamiento de “grupos sociales” o “movimientos cívicos” que se dicen desencantados en general de los partidos políticos.
No es casual pues que la USAID aparezca con lemas “Qué es lo que quieres cambiar?, Cuéntanoslo! Nosotros te ayudamos!” y que junto con FUSADES, que desde su fundación viene funcionando como tanque de pensamiento de la derecha salvadoreña, coincidan en el financiamiento y asesoramiento de organizaciones como CREO* que se proclama y autodefine como una organización para jóvenes salvadoreños comprendidos entre los 18 y los 35 años y que basan sus principios, entre otros, en la democracia, la libertad de mercado y los derechos humanos.
Cual si fuera un nuevo producto, CREO* entra al mercado salvadoreño, misteriosamente avalado por una campaña en donde analistas “independientes” coinciden en la caducidad de los partidos para conducir la política salvadoreña, la necesidad de estos de renovarse y otras aseveraciones que con mezclas de realidad, deseo y mala intención, echan en un solo saco a lo que incluso han dado en llamar “la clase política salvadoreña”.
Efectivamente, hasta la llegada al teatro político salvadoreño del FMLN, la simbiosis de los partidos políticos y los grupos de poder era tan palpable que no se encontraba diferencia ni contradicción de interéses; aunque naturalmente esto excluyó por décadas a la mayoría de salvadoreños del proyecto de país que la derecha impulsaba,.
Es a partir de la existencia del FMLN como partido político legalmente inscrito, que la derecha enfrenta realmente una oposición a su modelo de desarrollo social, y que cada vez se manifiesta con más fuerza, organización y poder político real para hacer valer un proyecto social nuevo alternativo. Esto es lo que realmente le da vida a la izquierda liderada por el FMLN y a la vez está haciendo que sectores oligarquicos y de los grupos de derecha, coincidan en los esfuerzos que también despliega “la embajada”, para encontrar nuevos emisarios más potables y renovados para representar sus intereses en el teatro político salvadoreño.
No sería de extrañar que a corto plazo estas organizaciones como CREO, religiosos y similares, se apresten a presentar candidaturas “independientes” en un nuevo ensayo que las nuevas reglas electorales permitirán en los próximos comicios; pero naturalmente muy bién asesorados por instancias como FUSADES, USAID que tomando plataformas de universidades o instancias que luchan por los derechos humanos, la democracia y la libertad, nos sorprendan como los nuevos mesías de la política renovada que naturalmente tendrán la venia de la oligarquia salvadoreña y “la embajada”.
Para los efemelenistas está claro, que el espectro político actual, cuenta con mayores opciones, llamense estos partidos políticos o movimientos cívicos, sociales o como CREO, que sin ser el único nos da la pauta de quiénes estan detrás y por ende cuales son los verdaderos intereses y colores políticos que por más que moderen su léxico son en esencia la misma derecha defendiendo los mismos intereses de siempre.
(*) Fundación CREO liderada por Marcos Llach, de pedrigri de derecha conocido, pues su padre es Roberto Llach, uno de los hombres fuertes de ARENA
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LOS HIJOS DE PAPI
Jóvenes de CREO piden renovación en las cúpulas de los partidos políticos
Los jóvenes reunidos en la organización “CREO” opinan que el presidente Mauricio Funes tiene una enorme responsabilidad en la situación política que está viviendo el país
El enfrentamiento entre los poderes del Estado refleja el error del presidente de la República, Mauricio Funes, de mantener una actitud confrontativa con los diferentes actores políticos del país. Además, la falta de interés de quienes son parte del sistema político de representar a los ciudadanos y la necesidad de que nuevos liderazgos aporten para que el país tome un nuevo rumbo son algunos de los problemas más grandes que tiene el país, según la organización de jóvenes CREO.
Lo que ellos califican como crisis institucional y la lucha de poderes en la que han visto enfrentados al Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, es el reflejo de la falta entendimiento entre los actores del sistema político del país. Pero también es el reflejo del papel confrontativo que ha tenido el mismo presidente Funes, dice el presidente de CREO, Marcos Llach.
“Todos estamos frustrados con lo que está pasando… La población no se siente representada por los políticos. Los cambios y la mejora en las condiciones no dependen de los jóvenes, depende del presidente Funes, de que comience a ser constructivo, que se de cuenta que a través del diálogo y la concertación se logra construir un mejor El Salvador sin conflictos”, agregó Llach.
Cristina López, directora ejecutiva de CREO, opina que a pesar de que el país se encuentra en un contexto socio político y económico difícil, la Constitución de la República da las “armas para sacar al país adelante”, pero es responsabilidad del presidente Funes encaminar el rumbo para llegar a la solución del problema institucional, acercándose a todos los sectores de la sociedad.
A la crisis institucional se suma la falta de interés de parte de los políticos por representar a quienes les eligieron, causando que el sistema político se vuelva deficiente y poco confiable, pero según el presidente de CREO esto no cambiará mientras la población no se involucre y los gobernantes sigan velando por los intereses de sus partidos.
“Estamos a favor de un Gobierno con poderes limitados… Creemos en el sistema de partidos políticos, sin embargo estamos a favor de las reformas que permitan votar por cara, votar de forma directa como lo dice la Constitución y es por eso que hace falta la renovación de liderazgos, que la experiencia se aderece con ideas nuevas, frescas y jóvenes”, explicó la directora ejecutiva de CREO.
Tanto Llach como López creen necesaria la renovación de liderazgos en todos partidos políticos y la participación de los jóvenes en estos, además la consideran “saludable”. Pero creen que esta participación se logrará si los jóvenes y la población en general se empodera de la realidad del país y se involucra exigiendo el cumplimiento de las leyes y el respeto a la institucional, para lograr que el Gobierno sea más eficiente.
La organización
CREO es un organización de jóvenes para jóvenes, que trata de promover el liderazgo y fortalecer su participación en la realidad nacional, además que busca fortalecer los principios de libertad y democracia de la sociedad.
“Queremos que los jóvenes se vayan empoderando cada vez más de los espacios de participación, que nos empezáramos a enrollar las mangas, nadie nos va a regalar los espacios. Los jóvenes han estado buscando esos espacios y la única manera de llegar a esos espacios es buscar esos espacios, comenzar a participar más activamente, solo participando e involucrándonos vamos a encaminar al país en el rumbo que queremos”, agrega Llach.
Con el objetivo de abrirse camino en esos espacios de participación desarrollan un taller seminario para fortalecer esos principios de libertad y democracia, en el que participan unos 65 jóvenes, porque según sus dirigentes lo que se busca es que las ideas comiencen a arraigarse en las nuevas generaciones.
El seminario taller es impartido por representantes de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala, una de las instituciones educativas más prestigiosas en el tema de la participación política y el ejercicio de la democracia.