Escrito por Rigoberto Palma
La crisis de la derecha no sólo se expresa en la derrota de ARENA y su proyecto ultra, es también la crisis de los sectores profesionales y académicos de ese partido, que no pudieron mantener la cordura como supuesto grupo pensante, aunque su pensamiento sea contrario a los intereses del pueblo.

El candidato presidencial que ARENA escogió no tenía la capacidad política ni la entereza moral que suelen exigir los intelectuales y los grupos académicos. Y eso no lo decimos porque Norman Quijano sea de derecha, sino por su desempeño, por su práctica y sus palabras. Ser derecha no significa necesariamente ser dado a la manipulación y a la mentira. Y Quijano se destaca precisamente por ser portador de esos antivalores y muchos otros, algo que debería aterrar a la academia de derecha.

De temperamento violento y angustioso, demostrado durante los violentos desalojos de los vendedores y vendedoras del mercado y con otras acciones, Quijano pasó a mostrarse como un sensible ciudadano, capaz de llorar antes las cámaras de televisión por la violencia que aqueja a sus compatriotas. De crítico de los programas sociales del gobierno, Quijano pasó a ser su plagiador, como si nada de lo dicho antes tuviera relevancia en la conciencia del pueblo.

Esas poses del candidato perdedor de ARENA no duraron mucho tiempo. Tras la derrota en la segunda vuelta electoral, Quijano habló de fraude sin tener pruebas e incitó a la Fuerza Armada a interrumpir el proceso y a ponerlo en la Presidencia de la República. Su verdadero temperamento volvió a revelarse en las confusas horas que vivió durante la noche del 9 de marzo. Quijano no pudo controlarse e intentó recurrir a la violencia, con tan poco fortuna que no se atrevió a marchar hacia el Tribunal Supremo Electoral (TSE) aquella aciaga noche.

Pero como las personas de temperamento angustioso siempre andan sobresaltadas, Quijano siguió sin aceptar los resultados electorales y filmó videos con la bandera nacional al fondo, como si fuera presidente en funciones, donde se mostraba como una víctima del TSE, es decir, como un estadista imaginario y derrotado indebidamente por fuerzas inferiores a las que él comanda. ¡Nada más deprimente!

La última maniobra de Quijano, muy a tono con su psicología, consistió en “denunciar” el supuesto asesinato de varios familiares de un falso custodio pagado por ARENA para que “denunciara” la presunta participación electoral de varios reos. Pero cuando habló ante las cámaras, su rostro esquivo lo delató irremediablemente. Se trataba, como ya es natural, de otra falsedad.

Y ante tantos dislates del candidato y el partido perdedor ¿qué nos dice la “academia” de derecha? Absolutamente nada, al contrario ¿Por qué instituciones como FUSADES y otras, en vez de mantener su rol de centros académicos, se involucraron a la campaña electoral como seguidas voces de propaganda? avalando la mediocridad y la mentira.

Es obvio que para detener el proyecto popular que representa el FMLN, ARENA tenía que mover sus fuerzas, principalmente el dinero de sus ricos oligarcas. Pero eso no significa que los centros de pensamiento de derecha y sus intelectuales deban avalar la mediocridad y la mentira. Ellos pudieron mantenerse al margen de la contienda, como lo hicieron otros del mismo signo ideológico pero que no carecen de autoestima.