Rigoberto Palma
El presidente Nayib Bukele dice que debemos priorizar entre la salud de la población, que él dice defender, y la apertura de la economía, que según su opinión es lo único que les interesa a los partidos de oposición y a los empresarios millonarios.
Lo primero es falso, como ya veremos, y lo segundo también, pues el propio presidente, que es un poderoso empresario, se jactó de los acuerdos que pactó con los oligarcas para abrir la economía y repartirse las compras públicas, divulgando fotos de la reunión que sostuvieron funcionarios de su gobierno con los Poma, Meza, De Sola, Callejas y otros oligarcas dueños de ARENA. También anda en pláticas con la Cámara de Comercio y otros gremios empresariales.
Al oponer la salud a la economía, el presidente podría estar revelando una idea errada sobre ambos temas. O podría estar confundiendo a la gente para ponerla de su lado.
Una persona tiene salud cuando posee pleno bienestar físico, social y mental. Eso implica tener acceso a los bienes esenciales, los servicios básicos (agua, energía, transporte, educación y otros) y una vivienda digna. También significa vivir en un entorno seguro, tener acceso a espacios culturales y recreativos, entre otras cosas.
Entonces, la salud no es solo ausencia de enfermedad física. Y en un país con una economía deprimida, tiende a crecer la población sin empleo, pasando hambre y con enfermedades físicas y mentales.
Para cubrir esas necesidades, las personas necesitan ingresos, pero en los últimos tres meses 70 mil personas perdieron su empleo en el sector formal. ¿Están gozando de salud física, social y mental? Instituciones académicas vaticinan que 240 mil personas perderán el empleo en el corto plazo. ¿Qué futuro les aguarda a ellas y a sus familias?
Hay 798 mil personas que sobreviven vendiendo en las calles. Sus ingresos se desplomaron. El 53% de esas personas son mujeres. ¿Estarán disfrutando de buena salud?
En el país hay 125 mil personas pobres de más de 60 años. El Gobierno les quitó la pensión mensual de 50 dólares a 3 mil 900 de ellas. Y miles de veteranas, veteranos y lisiados de guerra no reciben la pensión que les toca por ley.
Hay 500 mil familias campesinas han sido afectadas por la emergencia sanitaria, la tormenta Amanda y la apatía del Gobierno. Las mujeres representan el 53% de esos núcleos familiares. ¿Cómo estará su salud?
En las micro y pequeñas empresas (MYPES) trabaja casi un millón de personas, entre propietarias y empleadas, el 60% mujeres. ¿Cuántos de esos negocios quedan en pie? ¿Cuántos pagan las planillas? ¿Cómo le está yendo a toda esa gente?
El 80% de la actividad económica está paralizada. En una situación como esa, es inevitable que se deterioren las condiciones de vida de la población, comenzando por la salud.
Pero al presidente Bukele parece que nada de eso le preocupa, pues quiere prolongar excesivamente la parálisis económica y no utiliza los más de mil millones de dólares de que dispone su Gobierno para ayudar a las MYPES y al agro.
De los 1 mil 412 millones que el Gobierno obtuvo de la venta de LETES y CETES (durante la emergencia), del préstamo del FMI, del préstamo de Japón y de la donación del SICA, solo ha gastado 400 millones en las transferencias monetarias (300 dólares a la familias) y en las canastas de alimentos. La inversión está parada.
El presidente no está inmerso en la emergencia, sino en una campaña electoral adelantada. Por eso utiliza el dinero de la deuda para dar migajas y se dedica a acusar a la Asamblea de los males que él mismo ha creado.
El Gobierno no trajo el coronavirus, pero su mala política está provocando el colapso del sistema de salud y condenando al desempleo y al hambre a cientos de miles de personas.
Es importante agregar que si al presidente Bukele le preocupara la salud de la gente, no hubiera suprimido 14 programas que beneficiaban a la población de menos recursos ni les hubiera hecho recortes a otros 5. Tampoco hubiera cerrado 17 Equipos Comunitarios de Salud Familiar (ECOSF), ni le hubiera recortado 33.5 millones de dólares al primer nivel de atención de salud en el Presupuesto 2020.
En 2008, el 40% de los hogares eran pobres. En 2018, los hogares pobres eran el 26.3% del total. El descenso de la pobreza fue significativo. Ahora el BID dice que la crisis arrojará hacia la pobreza a 150 mil hogares (600 mil personas) debido al derrumbe económico. Una persona en situación de pobreza difícilmente goza de salud: un pleno bienestar físico, social y mental.
12 de junio de 2020
Leave a Reply