Cualquier intento de mitigación que han hecho en la colonia La Málaga no ha tomado en cuenta el caudal real que se forma en la zona cuando hay tormentas tropicales, dicen vecinos.
Ana Cecilia prefiere que se la lleve el río antes que cambiarse de colonia. Tiene 36 años viviendo en La Málaga y esta es la cuarta vez que la lluvia la deja sin nada en dos décadas. Desde entonces, le ha tocado reinventarse, siendo vendedora informal, porque para ella no es opción dejar su vida y la de sus dos hijas a merced de la violencia criminal.
“Este edificio está hasta con banderín rojo desde el terremoto del 86. Aquí estamos por la buena de Dios, pero la ventaja que tenemos aquí es que no hay mareros. Toda la gente me dice: ‘¿Y por qué no se va de allí?’, pero es que yo prefiero que me lleve el río a irme con mis tiliches a otra parte donde hay pandillas”, afirmó ayer, parada en el umbral de su apartamento, frente al río Arenal.
En aras de no morir de hambre, decidió ir a comprar fruta al mercado y venderla bajo un techo de láminas que había terminado de colocar recién a fin de año. Seguir leyendo
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